jueves, 16 de junio de 2016

Mi experiencia con el Sumial.

Sois muchos los que me habéis preguntado por este tema, así que siempre advirtiendo de que hay que leer bien el prospecto y aplicarlo a la situación física de cada uno, aquí tenéis mi experiencia con el Sumial en el examen.

No soy partidaria de tomar nada químico para estudiar mejor, ni para aguantar más horas, ni para estar más concentrado, porque al final todo pasa factura, y más, en una carrera de fondo.

Sin embargo, lo que sí probé para examinarme es el famoso Sumial, bueno, famoso para mí ahora, que antes de que me lo recomendaran no tenía ni idea de lo que era.

Pues bien, sin tener ni idea de medicina ni de química, os diré que a grandes rasgos lo que hace es rebajar la frecuencia cardíaca, lo que se traduce en quitar los signos externos de los nervios, es decir, el tembleque en las piernas, el sudor de las manos o escuchar tu corazón a mil por hora dentro del pecho.

Recuerdo la primera vez que lo probé, más que nada porque me cayó una bronca tremenda de mi preparadora. Bueno, la cuestión es que no debí leer bien el prospecto y me tomé más de la cuenta.

Decidí probarlo en una de las veces que me tocaba completo en la academia, porque me pareció que sería lo más parecido al examen y así podía ver cómo reaccionaba mi cuerpo.

Por alguna extraña razón, yo entendí que tenía que tomarme tres pastillas de Sumial 10 mg, así que unos 20 minutos antes de ir al preparador me las tomé.

Llegué a la academia, se lo dije a mi amiga Pi, como si le estuviera confesando que llevaba las chuletas escritas en el bolígrafo, y empecé mi completo.

El primer tema perfecto, estaba tranquila, no me temblaba la voz, mente despejada, - esto funciona- pensé, dando paso a la lectura del programa con las preguntas del segundo tema. Y a medida que iba avanzando en el tema se me fue quedando dormida la lengua, pero dormida dormida, vamos que tuve que vocalizar de manera exageradísima para que las palabras tuvieran sonido reconocible en nuestro idioma, y ya en el tercer tema, me imaginaba a mí misma haciéndole muecas a la preparadora con mi abrir y cerrar la boca tan pronunciado.

Pues bien, la valoración fue muy buena.

- Muy bien, todos los temas muy completos, en tiempo, y se te veía tranquila. Lo único que te he visto muy forzada a partir del segundo tema, moviendo la cara demasiado, ¿no te parece?- me dijo la preparadora.

Y allí es cuando mi estado relajado llegó al top zen, y me entró la risa tonta. No podía parar de reír, simplemente me daba exactamente igual lo que me estuviera diciendo.

Se me ocurrió decirle que era la primera vez que cantaba con Sumial, porque quería probarlo antes del examen, y que puede que fuera posible, que quizá y solo quizá, me hubiera pasado con la cantidad recomendada.

Y allí empezó el rapapolvos, la bronca, y yo solo pensaba que por fin me había quitado el completo, y que además había quedado para ir al cine. 

Mi preparadora hablaba de lo peligroso de las pastillas, de las reacciones del cuerpo y yo solo debatía conmigo misma si comprarme o no palomitas.

En fin, como comprenderéis me disculpé al día siguiente, porque no era yo. Y digo eso porque luego me quedé dormida en el cine, y eso juro que no es digno de mí.

Después de mi sobredosis de Sumial, decidí volverlo a probar otro día que volví a tener completo. Esta vez tomé media pastilla, y oye, para mí fue mano de santo. 

En los orales frente al tribunal siempre me he tomado media pastilla de Sumial, lo reconozco, y a mí me ha funcionado muy bien. Porque no estar hecho un manojo de nervios, o por lo menos, no estar escuchando tu corazón como el retumbar de los tambores invocando a los espíritus mientras haces pasillo, es muy tranquilizador.

Con esto no os animo a que toméis nada, porque no soy fan de la química, pero si sois de los que los nervios les juegan malas pasadas o de los que se retiran antes de entrar porque las piernas caminan en dirección contraria, podéis probadlo. Por supuesto, siempre leyendo bien el prospecto y siempre probándolo antes del examen, no os la juguéis a no saber cómo os va a sentar algo precisamente ese día.

Ojo, y siempre refiriéndome a la dosis más baja, 10 mg.

martes, 7 de junio de 2016

Trucos para estudiar con calor.

Estudiar en verano es un horror, se mire por donde se mire.

Más ruido que nunca en las calles, las primeras escapadas de los amigos retransmitidas vía facebook o instagram, porque está claro que cómo te vas a ir sin contarlo, ir por ir es tontería...

Ir a la papelería de la esquina a imprimirse un tema es una carrera de obstáculos; tienes que esquivar las terrazas plagadas de gente, los helados pegados a las lenguas de todo quisqui, las cervecitas frías mirándote desde encima de las mesas, mientras tu blanco nuclear atraviesa esa imagen.

La mayoría no se da cuenta porque todos llevan gafas de sol, pero si no las llevaran quedarían cegados por ese cuerpo blanco que camina casi corriendo para no tener que hacer cola y volver rápido a casa antes de desintegrarse.

Pero dejemos de compadecernos... vamos a ver cómo hacemos del infierno un lugar más apetecible.

Aquí tenéis una serie de trucos sencillos, que no cuestan nada y aunque sea un poquito, nos ayudan a estudiar en esta maravillosa época del año opositoril.

1. Café con hielo!
Pero no os creáis que os voy a decir que os hagáis un café y le metáis dos cubitos de hielo. No, porque es algo obvio, y porque además, si te despistas un poco terminas bebiéndote un mejunje aguado y casi sin sabor.

Para evitar esto, hay que hacerse previamente cubitos de café y de leche. Simplemente cogiendo una hielera, y rellenando algunos huecos con café y otros con leche. Metedlos en el congelador hasta que se hagan sólidos y cuando queráis un café con hielo, os echáis el café y en lugar de cubitos de hielo, cubitos de leche y/o café, a gusto del consumidor y de las necesidades de despertarnos que tengamos.

2. Helados caseros
Hace unas cuantas entradas os di la receta de unos batidos con ingredientes que favorecían la memoria (pinchar en la palabra batido para ir a ella), pues bien, simplemente metiéndolo en una heladera, que venden en ikea o en cualquier chino de la esquina, podemos hacer helados, ricos, sanos y por supuesto obligatorios para estudiar mejor. No es que queráis comeros un helado, es que lo hacéis por el estudio, todo sea por el estudio...;D

3. Evitar las horas malditas. 
Cuando te pasas el día estudiando, es casi imposible evitar las horas de calor extremo, pero lo que hay que plantearse es en qué momento y para qué, te molesta más el calor; ¿para memorizar? ¿para cantar temas? ¿para hacer ejercicios prácticos? y según las respuestas de cada uno, procurar hacer lo que más nos cuesta en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Y en esas horas en las que se te queda el culo pegado a la silla, y el sudor te recorre el cuerpo de arriba a abajo, procurar hacer lo que menos nos cueste, más nos guste, o lo que podamos hacer en la piscina o en la ducha. Yo me cantaba muchos temas en la ducha, probadlo, con agua fría los enjambres de abejas se persiguen mejor.

4. bebidas fresquitas al instante
No os ha pasado nunca, que vais a por agua, o un refresco  a la nevera y no hay nada frío!!¿ Quién no ha metido agua o latas en la nevera? ¿Quién?? Igual has sido tú...
Truquillo sencillo que salva tardes. Coged la botella o la lata que querías fría, la enrolláis con una servilleta o papel de cocina mojado en agua del grifo y la metéis unos 5 minutos en el congelador. El agua del papel mojado se enfría en seguida y en unos minutillos tenéis la bebida fría! Y si ya os la ponéis en un vaso con hielo, y una pajita...vamos, nada que envidiar a los pobres que están en los chiringuitos de la playa asados de calor y poniéndose rojos como cangrejos... jajajja

Espero haberos quitado un pelín de calor.

Hasta la próxima!!!!