jueves, 19 de mayo de 2016

No todos los días son buenos.

Sé que al leer el título de la entrada el pensamiento que os haya cruzado por la mente ha sido: "¿buenos, todos? de milagro no son todos malos"

Recuerdo los esfuerzos de mi madre para mantener una conversación telefónica esquivando las preguntas que se le harían a cualquiera y que a mí me sentaban como una patada.
¿Qué tal el día? ¿Te ha cundido? y ¿estás contenta? producían en mi cabeza el efecto de haber pulsado el botón de la frustración.

Bastaba con que alguien me preguntara cómo lo llevaba, para que mi mente se pusiera a analizar los últimos años de mi vida; " ¿soy feliz? ¿vale la pena todo este esfuerzo? ¿y si me atropella un coche mañana, qué habré hecho?

Así que a veces, como os pasará a la mayoría de vosotros, no era muy fácil mantener una conversación conmigo.

Pero dejemos a un lado el concepto de "día bueno" del resto de los mortales. Claro que pasarse el día entero delante de los temas no entra dentro de la idea de un buen día, pero cuando se habla de opositores la cosa cambia. Si ese día, en el que te has pasado más de 10 horas frente a los temas, has conseguido cumplir el plan, te han salido bien los temas cantados y encima, te ha dado tiempo a reírte un rato en uno de los descansos y un alma caritativa te ha dejado algo de chocolate o golosinas encima de la mesa...ese es un día de PUTA MADRE, hablando mal y pronto.

Regálale a un opositor un boli nuevo, unos post its, o déjale un café y un bollo encima de la mesa de estudio y le habrás hecho la persona más feliz del mundo...

Lo malo es lo fácil que nos acostumbramos a lo bueno. A veces, tengo que repetirme a mí misma que me estoy tomando un café en una terraza, así by the face, para darme cuenta de la suerte que tengo. Hay que seguir valorando esos pequeños detalles, que en la época de oposición son los más importantes.

Pero volvamos a los días malos, a esos en los que después de más de hora y media, te das cuenta de que no has pasado de página, ¿por qué? porque no es el día, no se sabe por qué pero hay días malditos. No son esos en los que te toca un tema feo, o en los que te da pereza, me refiero a esos días en los que entre rayada y rayada, llega la lágrima, y después vuelve el pensamiento de que no has avanzado nada en toda la tarde, y vuelta a la lágrima. 

Igual que os contaba que en los días en los que estaba medio enferma me obligaba a estudiar, os diré que los días malditos no lo hacía. Fueron días puntuales, y muy señalizados, porque cuando estás en uno de ellos lo sabes, son esos en los que te repites varias veces que estás echando tu vida por la borda y que nunca lo conseguirás. 

Después de varios años de oposición, me di cuenta de que esos días me machacaban la moral y además no avanzaba nada, por lo que en la época final, los últimos dos años, en cuanto llegaban y me daba cuenta de su presencia, esos días, me los regalaba.

Unas veces me iba al cine sola buscando alguna película que me sacara de mí, o me iba a una cafetería a leer. Solía hacer planes que me recordaran a mi yo de antes, y  que al mismo tiempo me hicieran pensar que seguía teniendo yo las riendas, que al final la que decidía seguía siendo yo.

Lo que en mi cabeza era como haberme saltado las normas, al final se resumía en haber "perdido" tres o cuatro horas de estudio, y pongo "perdido" entre comillas, porque sabía que ese día, esas horas no cundía.

No os rayéis cuando llegue un día de esos, y sobre todo no os escuchéis, salid a la calle, daros un paseo, recordaros que estáis vivos y como dicen esa maravillosa frase, MAÑANA SERÁ OTRO DÍA.






miércoles, 4 de mayo de 2016

Estáis todos embarazados

Probablemente penséis que se me ha ido la cabeza, las hormonas, serán las hormonas...pero dejadme contaros por qué creo que no es tan distinto la oposición de un embarazo.

Ayer tuve como un momento de lucidez, en plan una mente maravillosa, viendo las distintas etapas, los momentos, las náuseas...y pensé...pero si yo me pasé cinco años y medio embarazada.

Todo comienza con un test que te da la gran noticia, igual que una oposición comienza con una decisión que coges con una sonrisa de oreja a oreja sin saber, pequeño ingenuo, dónde te estás metiendo.

Y llega el primer trimestre del embarazo, "trimestre para que el cuerpo se acostumbre a la nueva situación" lo llaman, y yo lo resumiría en "trimestre tortura". Sí, el resultado merece la pena, la carita de tu hijo compensará todas las náuseas y las visitas al baño para vomitar, y los mareos, y encontrarte siempre mal, y no poder tomar una caña, y estar agotada a las 10 de la noche... ¿Os suena de algo?

Cambiad la carita del hijo, por la plaza, o por el aprobado, y voilá, ahí tenéis el primer trimestre, que en la oposición equivaldría al primer año o año y medio. Ese en el que descubres lo poco que valorabas la cama hasta el momento, las pocas cañas que te has tomado, lo poco que has aprovechado las vacaciones de verano... No os preocupéis, que la plaza merece la pena...jajaj.

Pasamos a la fase en la que toca comprar ropa premamá, camisetas y vestidos amplios, leggins, vaqueros con elástico porque descubres que nada de lo que tenías te entra ni te hace sentir cómoda. 
Igual que el momento en el que desistes de ir "arreglado" a la biblioteca, o de estudiar con vaqueros, ¿Qué haces con unos vaqueros cuando puedes estar estudiando en tu cuarto en pijama? 

Los antojos! Creo que no es ni necesario que hablemos de esta etapa. Todos hemos tenido necesidades imperiosas de algo, de no poder terminar el tema hasta que no tengamos esa bolsa de golosinas, esa chocolatina o lo que sea que se nos antoje. No somos nosotros, es algo superior...

Y las consabidas preguntas de todo el mundo... ¿Cuándo sales de cuentas? Tendrás ganas, ¿no? Y tú piensas...me muero de miedo!!! ¿cómo va a salir algo tan grande por ahí?
Igual os resulta más familiar así: "¿Cuándo te examinas? a ver si llega ya el día y apruebas por fin, seguro que lo estás deseando... y piensas: "¿deseando que llegue el examen? ¿pero cómo me va a entrar todo el temario en la cabeza en dos meses? Lo que quiero es despertarme al día siguiente, con la plaza bajo el brazo, viéndole la carita.

Feliz semana a todos y ánimo que cada vez queda menos para el parto...